23 de maig 2020

"Homeschooling’: Así es educar en casa a cuatro hijos de entre 12 y 2 años

Una familia del Moianès explica su particular método de enseñanza basado en experiencias cotidianas

Carlota Sala y Jordi Soler no han escolarizado a sus hijos; les enseñan ellos en casa a partir delos intereses y experiencias de los propios niños. Pere Duran/Nord Media

Bàrbara Julbe 23/05/2020 08:00 | Actualizado a 23/05/2020 14:35
A la hora de aprender, no todo es papel y lápiz. La formación también es vivencial. Sin colegio ni exámenes, los niños de una familia del Moianès aprenden contenidos de física y matemáticas montando una cabaña, o de ciencia haciendo un pastel. Combinan momentos más expansivos, de movimiento y actividades psicomotrices, con otros de recogimiento. Experimentan. Y así un día y otro. Esta dinámica no es exclusiva de este periodo de estado de alarma sin escuelas, sino que Carlota Sala y su pareja, Jordi Soler, educan así a sus cuatro hijos: les escolarizan en casa. Son homeschooling.

“No tiene porqué ser menos enriquecedor que ir a la escuela. Si tienen que saber cosas de la vida pueden aprenderlas en nuestro día a día. La sociedad tiende a apartar a los niños”, expone Sala. Ellos, en cambio, han aprendido a hacerlo todo juntos. Tras levantarse por la mañana, desayunan, y aunque la madre tiene preparadas algunas propuestas deja que sean ellos mismos –de 12, 10, 7 y 2 años, todos varones– los que propongan qué hacer. “Seguimos sus intereses y les ofrecemos material y experiencias. Damos un acompañamiento ”, explica la madre. Carlota Sala y Jordi Soler junto a sus cuatro hijos de 12, 10, 7 y 2 años en su masía aislada en plena comarca del Moianès. Pere Duran/Nord Media
Sin horario ni currículo

No siguen un horario preestablecido ni tampoco un currículo educativo. “Es que no queremos que lleguen a ninguna parte. No queremos que se desconecten de quienes son, ni que quieran ser alguien que no son. Su poder de decisión es importante, ya que, si no, se les invalida lo que les sale de dentro. Y, entonces, es cuando desconectan, pierdan la curiosidad, y lo de fuera les aburre”, indica ella.

El aprendizaje está en todos los sitios: “Aprendo lo que necesito, cuando lo necesito y aprendo lo que quiero de forma diferente y variada”, asegura el hijo mayor, que prefiere que no se conozca su nombre. Si tienen ganas de hacer una cabaña, la hacen; o un pastel, lo mismo.

“Vemos como los gramos de harina ocupan un volumen determinado. Hablamos de medidas, la transformación del líquido y de la levadura, y que los microorganismos reaccionan con el calor. O si una cabaña no se aguanta, uno de ellos pone un palo y vemos la fuerza que hace ese palo. Estamos haciendo física. Trabajan la gravedad”, relata la madre. Y añade que, de esta manera, “cuando más adelante te explican de forma abstracta una fórmula o una reacción química la puedes comprender porque lo has vivido”.
Construir una cabaña, dice Carlota Sala, ofrece la oportunidad de ver cómo funcionan las fuerzas, que son contenidos de física. Pere Duran/Nord Media
Sin regulación



“Estamos en un vacío legal que nos deja jurídicamente indefensos” Carlota Sala Presidenta de la Coordinadora Catalana pel Reconeixement i la Regulació Homeschooling

En Catalunya puede haber unas 500 familias que educan a los hijos en casa. “No hay un recuento válido porque no existe un registro. Muchas familias se esconden o no quieren ser contabilizadas”, precisa Sala.

La Coordinadora Catalana pel Reconeixement i la Regulació Homeschooling , que agrupa a un centenar de familias, nació en 2007 para buscar el reconocimiento y la regulación de esta educación. Se trata, sin embargo, de una opción alegal en España, lo cual mantiene en suspense a estas familias. Por eso lamentan que muchas de ellas han terminado en procesos judiciales bajo la acusación de abandono de los hijos.

“Estamos en un vacío legal que nos deja jurídicamente indefensos”, comenta Sala, que también es la presidenta de la entidad. La Coordinadora, sin embargo, mantiene actualmente reuniones con el departament d’Educació de la Generalitat de Catalunya y los grupos parlamentarios para hallar soluciones dentro del marco legal para estas familias homeschoolers.
Una educación basada en competencias

El homeschooling se basa más en competencias que en contenidos. Cuando por ejemplo el hijo mayor de esta familia del Moianès hace una reseña después de leer un libro, la madre lo supervisa, pero sin exámenes ni herramientas de control del aprendizaje. “Me explica con entusiasmo lo que ha leído y veo que lo ha comprendido. Hace una construcción crítica con la complejidad y la maduración adecuadas”, señala ella, que es diseñadora industrial.

El objetivo es que “aprendan a aprender” y “sigan conectados a su curiosidad, autoestima y confianza, de esta forma tendrán herramientas y recursos si el contenido es más complicado”. “Mis hijos saben cosas diferentes. No es peor, sin duda”, subraya.

Según confiesa Carlota, los primeros meses de escolarizar a sus hijos en casa tuvieron muchos “miedos y dudas”. Fueron unas semanas “duras” de “desescolarización interior”: “el proceso de dejar de relacionar el aprender con la escuela y ver que el aprendizaje no sólo está en el papel y el lápiz”, indica ella. Carlota Sala cree que lo importante es acompañar a los niños para que mantengan la curiosidad y aprendan a aprender. Pere Duran/Nord Media

Aunque la escolarización es obligatoria entre los 6 y los 16 años, para ellos, la escuela “forma para un mundo que ya no existe” y “educar en casa abre las opciones de crecimiento y enriquece las formas de aprendizaje”, asegura Jordi Soler, que es creador audiovisual. Además, “el hecho de estar tan cerca de los hijos permite conocerlos mejor, crecer con ellos, entender sus caminos y procesos particulares y respetarlos”, comenta Jordi. Por otra parte, creen que “la escuela invalida las necesidades auténticas de los niños, y muchos talentos y habilidades no encajan en el sistema educativo”, que “no resuelve las necesidades como familia ni las necesidades auténticas de nuestros hijos”, añade la madre.


“La escuela invalida las necesidades auténticas de los niños y muchos talentos no encajan en el sistema educativo” Carlota Sala Madre y profesora de yoga

Pese a ello, no descartan algún día llevarlos a clase. “Es que no somos antiescuela”, apostilla Carlota, que actualmente trabaja de profesora de yoga y realiza talleres sobre educación consciente y crianza respetuosa (dentro de los cuales incluye el homeschooling ). Precisamente, con el confinamiento, esta madre homeschooler (@ninyacolorita en las redes) hace sesiones virtuales y responde dudas a padres agobiados sobre cómo se organiza para enseñar en casa.

El hijo mayor, de hecho, pidió hace un tiempo, una alternativa social. Y lo hablaron. “Le preguntamos si la escuela resolvería esas ganas o le compensaría tener un grupo de amigos”, indica la madre. Y hubo respuesta: por ahora seguirán en casa. El ritmo de vida de estos cuatro hermanos es muy diferente del de otros niños de su edad, no hay prisas ni presiones para formarse. Pere Duran/Nord Media
“No quiero perder mi libertad: a jugar cuando quiero, a leer en el momento que me apetece, a decidir qué aprender. Los niños de mi edad dicen que la escuela es un rollo y otros niños se alegran por mi de que no vaya a la escuela. A mis padres no les convence la escuela y su opinión es para mi muy válida...”, precisa él. Y es que su ritmo de vida es otro. Sin pupitres ni suspensos. Pero también, sin prisas ni presiones para formarse.

23 maig 2020

La Vanguardia